Fundadora y directora creativa de la marca. Ejerció como psicóloga, estudió artes plásticas con el pintor Carlos Gorriarena y todos esos caminos condujeron al deseo de vivir en primera persona el acto creativo.
Así fue como nació Santesteban en el año 2000, con una primera colección de zapatos y carteras que tomaron forma a partir de piezas antiguas que atesoró recorriendo anticuarios.
Inspirada en la observación, el arte y la naturaleza, Verónica participa de cada parte del proceso de invención y producción de los objetos. Todos ellos son piezas únicas hechas a mano en diferentes materiales como cuero, piedras, madera, alpaca.
¨Siempre quise crear una marca que reflejara un ritmo y un proceso más lento: donde las cosas se hacen con cuidado y detalle y la calidad es más importante que la tendencia.¨
En paralelo diseñó accesorios para Solantú, Menage a Trois, Breeders y hoy sigue produciendo para marcas internacionales.
Su compromiso es ofrecer zapatos y carteras modernas, teniendo siempre en cuenta de dónde provienen los materiales y quién los fabrica: lujo con conciencia o "lujo honesto". La principal fuente de inspiración y donde encuentra la materia prima es el norte argentino.
Cada año viaja para tomar elegir piedras, madera, tejidos y mantener viva una alianza que lleva tres generaciones, y es la que tiene con artesanos, tejedoras, ebanistas.
¨Quiero que cada una de nuestras clientas sienta que las piezas cuentan una historia. En ellas tienen que poder vislumbrarse las horas de trabajo que le llevó a los artesanos producirla, deben percibir su saber y su oficio. En Santesteban, el lujo no está escondido detrás de logotipos o etiquetas, sino en un material, un acabado, un saber hacer¨.
Santesteban es el mundo de lo personalizado, las series limitadas y el saber hacer.
Nuestros objetos cuentan historias y reflejan emociones. Son herencias modernas de por vida.
En los diseños existe una relación de armonía con la naturaleza. Y en ella está la materia prima que Verónica Santesteban elige todos los años y luego trabajan joyeros, ebanistas, bordadoras.
Cada pieza nace a partir de la rusticidad y se cincela por los mejores en su oficio.
Somos un enlace con las clientas que valoran lo hecho a mano como un articulador de universos.
Todos los detalles reflejan la belleza de lo imperfecto. Porque cada piedra de ónix, fragmento de madera, asta, hueso y tejido de chaguar es distinta, única e irrepetible.
Esos son los materiales que hoy trabajan la tercera generación de artesanos, los guardianes de una sabiduría que se aprende viendo y haciendo.
Nuestros objetos se materializan en procesos lentos y laboriosos. Cada producto habla de un paisaje y de su gente.
Buscamos incidir en el rescate y la revalorización de la artesanía como forma de transmisión cultural de esta comunidad en donde todo es fruto del esfuerzo compartido con la comunidad.
Y esa es la historia que nos interesa contar.